Llegué al decrecimiento demasiado a cuentagotas (como a todo). Conceptos que iban y venían y a los que no les prestaba mucha atención, en esos momentos estaba a otras cosas, buscar plantitas, pájaros y hacer fotos en la sierra, la cual estaba redescubriendo.
En el 2020, ya en pandemia, trabajaba muchísimo tiempo solo y aunque venia aficionándome a los podcast de años atrás, tuve que suscribirme a un número superior de programas para mantenerme entretenido mientras le daba a la escoba y al cortasetos. Uno de ellos fue Naturaleza Simple, ya extinto de hace mucho, en el que un guarda forestal llamado Carlos nos explicaba, con una voz muy sosegada y calmante, muchos aspectos de la naturaleza en la península, especialmente sobre los biomas, plantas y animales vertebrados. En un momento en el que no podías salir era muy reconfortante, algunos eran grabados al aire libre y podías escuchar a las aves o el mismo viento mientras nos desgranaba el tema en concreto.
Uno de esos programas se titulaba Decrecimiento y simplicidad voluntaria, sin haber leído el titulo previamente lo escuche extrañado porque no era el habitual dedicado al zorro o a la dehesa sino que se abandonaba a un concepto mas político-social aunque evidentemente relacionado al 100% con el medio ambiente. Carlos nos hacia una introducción contextual del decrecentismo y a continuación nos emplazaba a escuchar un fragmento de una exposicion de Carlos Taibo. Cuando escuché a Taibo me quedé a cuadros, me pareció una forma de vida tan atractiva, realista y natural que me estuvo rondando en la cabeza muchos dias, pero al final, con tanta saturacion con la pandemia, lo deje un poco en el cajon.
Y es en el 2021, durante el incendio de Sierra Bermeja cuando mi compañero David, hablando del cambio climatico, me introduce al segundo en discordia, Antonio Turiel. Justamente despues del incendio comencé a leer a Taibo, pero, si Taibo en sus ensayos nos podia invitar mentalmente a un mundo mas romántico de vivir con menos y destronar el sistema capitalista de sus pilares mas horribles, Turiel nos mostraba, con datos, el abismo al que caiamos cada vez a mayor velocidad.
Y a partir de ahi vino la angustia vital, el ver cada dia ya no solo que la maquina no se detenía, que nada se revertía, sino lo contrario, un aceleracionismo, un crecimiento cada vez superior, y la propia percatación de que lo que yo hacia tambien provocaba gran impacto, de que mi persona, mi hogar, mis acciones eran parte y causa —Aun sabiendo que los ricos son mas responsables— del cambio climático. Que estaba entre el 10% de la humanidad con mas recursos.
Y es difícil salir de esa rueda de ansiedad ambiental. Nunca he sido un derrochador ni mucho menos —Al menos comparado con mi entorno— pero cada vez lo intento con mas ahinco. Menos ropa, menos aparatos tecnologicos, menos energia, menos ‘cacharros’ en general. Y es hasta molesto por ejemplo, para mi pareja, que no es tan radical como yo aunque entiende la problemática y se ve presionada para reducir su consumo aunque no quiera llegar a mi nivel. No hay dia que no piense en el cambio climatico y en el resto de limites planetarios cuando por ejemplo, utilizo una maquinaria en mi trabajo que consume 45 litros diarios de diesel y cientos de litros de agua para su limpieza (que intento no hacer diariamente aunque deba), cuando hago un desplazamiento no necesario, cuando hago la compra de alimentacion, cuando uso mas agua de la cuenta, cuando lleno el cubo de basura con plasticos, cuando veo que contruyen junto al mar o junto a la montaña y en mil ocasiones mas.
Este año 2024 hemos alcanzado 1,6 grados por encima de la era preindustrial y la inercia es imparable, solo tenemos capacidad de aminorar ya, nada de volver atrás en el corto plazo pero eso no va a suceder, en esto soy totalmente pesimista, el pesimismo de conocer la realidad. Algunos divulgadores del cambio climático y los limites energéticos y de recursos se autoinculpan de no haber propagado la palabra con mas virulencia pero sienten la misma culpa que puedo sentir yo, una culpa a ratos externa, como la que te hacia sentir tu madre cuando no te comias el plato de lentejas “mientras un niño en Africa se muere de hambre”. Ellos no tienen que cargar con la culpa colectiva. Si al menos me sintiera mejor con mis acciones podría decir que lo hago por egoísmo, pero lo único que hago consumiendo menos es poner una tirita en una herida abierta y supurante. Al menos haciendo eso, pienso, podremos morir 1 semanita mas tarde.
Estos tres últimos años han sido horripilantes, aunque el eurocentrismo mande en las noticias, echando un vistazo en los extrarradios de los medios convencionales podemos ver personas o entidades que informan de lo que ocurre en otros lugares. Hay cientos de eventos catastróficos, solo nombrare algunos que recuerdo: Récords de calor diarios (por primera vez en Reino Unido se alcanzo los 40 grados), días de mas de 50 en el subcontinente indio, las inundaciones del monzón en Pakistán o en Nigeria, los incendios en Brasil, Canadá o Australia, el huracán Otis que alcanzo categoría 5 en 24 horas de manera inesperada e hizo estragos en México, las sequias extremas de Uruguay, China, el cuerno de Africa o España, la tormenta Daniel, un medicán que inundo varias zonas de Tesalia en Grecia despues de unos incendios historicos y luego avanzó hacia Libia causando la muerte de al menos 11000 personas, el mediterraneo 4 grados por encima de la media que intensifico la DANA de Valencia e hizo que hubiera una segunda dias despues… 1
El decrecimiento es una cuestión imperante, la alternativa es el colapso, que no es otra cosa que un decrecimiento atropellado, desigual, inevitable y no planificado. Pero ya sabemos que lo mas probable es que no sea por las buenas. Vienen tiempos oscuros. Estemos preparados y tengamos el apoyo mutuo como norma para navegarlos.
PD: Disculpad por la calentada, conforme iba escribiendo me iba enfadando y tirando muy por lo negativo…
¡Hasta la próxima!
Que no os invada la desesperanza amados, 💚💚💚 cada día somos más y más, solo que no están en redes difundiendo, están en primera fila cambiando su forma de vivir, todo cuenta, concentrar energía y objetivos en la felicidad de hacer algo por cambiar y ser ejemplo. Es el único camino, Ser coherente e integro, mostrar el camino, abriéndolo nosotros.
Te felicito por tu esfuerzo decrecentista. Yo también lo inicié hace años. Mucho ánimo, es el camino y no hay otro. Demos ejemplo a nuestro entorno y ¡adelante!